
La idea de transición aparece en numerosos registros sobre el estado del mundo. Desde comienzos del siglo XXI asistimos a una situación mundial que cada vez pondera más la incertidumbre, las turbulencias de todo signo, las crisis percibidas o anticipadas.
La idea de transición pone de manifiesto que vivimos en un mundo con una dinámica impredecible ; es un mundo en movimiento, complejo y que se halla en plena reconfiguración. Lo que podemos observar en la actualidad es la interacción entre cuestiones relacionadas con la geopolítica, las cuestiones económico-comerciales, tecnológicas y también financieras. Esto pareciera no ser novedad. Sin embargo, lo que distingue a la situación actual es no sólo la percepción de transitar hacia una dirección incierta sino más bien, hacia una poderosa indeterminación. Nos hallamos en un interregno. Está clara la intensa competencia entre poderes que no están dispuestos a abandonar posiciones y nuevos poderes en ascenso, la gravedad de la situación económico-financiera que golpea fuertemente a los países menos desarrollados, la tensión constante en los mercados, el creciente endeudamiento global, una desatendida crisis ambiental, las renovadas políticas arancelarias, y, las demandas sociales insatisfechas. Deuda, inflación y desigualdad resumen parte de lo que transitamos en la actualidad.
En virtud de tal escenario, numerosos países del mundo consideran apelar a estrategias donde sus intereses nacionales puedan ser satisfechos. Dichas estrategias contemplan tanto capacidades como disposiciones para actuar frente a los grandes competidores globales. Las mismas intentan potenciar beneficios y disminuir riesgos asociados a estos competidores, es decir, capitalizar las posibilidades que podría reportar la cooperación. Entonces, la estrategia de cobertura (hedging) se transforma en una alternativa al alineamiento irrestricto o a la confrontación con una de las partes.
El hedging implica equilibrar relaciones con múltiples polos de poder, buscando beneficios económicos y estratégicos sin comprometerse del todo con ninguno. A diferencia del no alineamiento, que implicaba una toma de posición política e ideológica, el hedging se caracteriza por una lógica pragmática y flexible. En palabras de Lim y Cooper (2021), se trata de “una estrategia ambivalente que incluye simultáneamente elementos de acercamiento, distanciamiento y contención hacia diferentes actores internacionales”.[1]
Esta estrategia no debe confundirse con el balanceo (balancing) ni con el seguidismo (bandwagoning). El balanceo implica fortalecer las capacidades propias o generar alianzas para hacer frente a una amenaza, ya sea de forma cooperativa (baja intensidad) o competitiva (alta intensidad). El bandwagoning, en cambio, consiste en alinearse con la amenaza, ya sea para evitar represalias o para asegurarse un lugar en el bando “ganador”. [2]

La lógica del hedging es diferente: se trata de obtener beneficios concretos de las potencias en competencia, sin comprometerse del todo con ninguna. Al mismo tiempo, busca minimizar riesgos de largo plazo, como apostar al caballo perdedor, sufrir represalias cruzadas, pagar costos domésticos (políticos o económicos) o convertirse en blanco de sanciones indirectas. Esta estrategia se convierte así en una respuesta racional frente a un sistema internacional incierto, asimétrico y cada vez más fragmentado. [3]
El poder no reconoce vacíos
Ubicar a Türkiye en el mapa mundial pareciera satisfacer un doble propósito del gobierno de Tayyip Erdogan: convertirse en un jugador a tener en cuenta y asegurar su posición interna. Abandonar las típicas representaciones de “país puente” así como las de su voluntad de recrear lo que antaño fue el Imperio Otomano con un “neootomanismo”, podría contribuir a las posibilidades de un análisis más riguroso acerca de la situación pasada y presente de Türkiye.
El valor de lo material se funde con lo ideacional. La disposición para ser parte se combina con las capacidades de poder lograrlo.
La consigna lanzada por Erdoğan “Dünya beşten büyüktür” (“El mundo es más grande que cinco”), en alusión directa a la necesidad de reformar el sistema internacional dominado por las potencias permanentes del Consejo de Seguridad, resignifica su accionar internacional. [4]
La variable identitaria tampoco puede soslayarse. Su proyección desde la Organización para la Conferencia Islámica (OCI, de la cual es miembro fundador) refunda su posición frente a conflictos como el de Gaza. La posición de Türkiye relacionada con lo que concibe como un genocidio en la Franja de Gaza se manifiesta como una toma de posición imperturbable respecto del apoyo a la causa palestina. En el marco de la OCI Türkiye promueve el multilateralismo y resoluciones conjuntas que denuncian las violaciones al Derecho Internacional Humanitario en Palestina.
Türkiye, a su vez, capitaliza ser parte de la Organización de Estados Turcos: aquellos que ancestralmente comparten parte del llamado Turkestán, rasgos históricos y culturales que se hallan en convergencia desde China Occidental hasta Europa Oriental, (abarcando no sólo turcos sino kazajos, kirguises, uzbekos, turcomanos y uigures, hasta comunidades rusas, búlgaras y azeríes).
Activos estratégicos en acción
Türkiye ha sido un país interlocutor de la UE a causa del flujo de migrantes desde Medio Oriente. (En 2015 producto de la guerra en Siria, llevó a cabo un acuerdo con la interlocución de Ángela Merkel para albergar a más de 3 millones de refugiados sirios). A esto se añade aquellos que desde 2001 venían huyendo de la intervención norteamericana en Afganistán. Hoy Türkiye es el país que alberga el mayor número de refugiados en el mundo.
Posee el segundo ejército más grande de la OTAN y el octavo a nivel global. Alberga importantes bases militares de la alianza occidental entre las que se destacan la Base de Incirlik, ubicada al Sur de Türkiye y la Base de Radar de Kürecik en Malatya. Sin embargo, este rol activo en el sistema de defensa occidental no le ha imposibilitado desarrollar su industria soberana de defensa. Cuenta con un robusto complejo militarindustrial, compuesto por empresas como ASELSAN (electrónica de defensa), ROKETSAN (misiles), TAI/TUSAŞ (aviación y drones), y Baykar Technologies, fabricante del emblemático dron Bayraktar TB2. Esta autonomía en defensa le permite convertirse en un aliado clave de Europa y la OTAN cuando su arquitectura de seguridad tambalea. Türkiye ha sido históricamente la barrera de contención frente a amenazas provenientes de Medio Oriente.
En los últimos años, Türkiye ha logrado diversificar su matriz energética mediante alianzas estratégicas que combinan autonomía y proyección regional. Tal es el caso del gasoducto TurkStream [5] con Rusia y la planta nuclear Akkuyu, también de cooperación ruso-turca, proyectando llevar gas a Europa.
Türkiye es miembro del Consejo de Europa (1949), de la OTAN (1952), la OSCE (1973) y del G-20 desde 1999). A pesar de ser parte del Consejo de Europa y de la OTAN nunca se le permitió el ingreso a la UE. Los ciudadanos turcos aún hoy necesitan visa para ingresar a la Unión. La UE aplica su protocolo de ambigua medición de respeto por los DDHH que no aplica en otros candidatos a ingresar a la UE como Ucrania cuestión que tampoco emplea para sus propios miembros en sensibles actuaciones internacionales.
Türkiye se ha presentado y se presenta como anfitrión de negociaciones para la construcción de confianza y solución de conflictos armados actuales. Su activa política exterior también ha desplegado una marcada vocación mediadora en los foros multilaterales. El Foro Diplomático de Antalya se ha consolidado como un espacio privilegiado para el diálogo internacional, convocando a líderes, cancilleres y representantes de múltiples bloques geopolíticos. En Estambul, en 2022, Ankara protagonizó la mediación del histórico acuerdo para la exportación de granos desde el Mar Negro, firmado entre Ucrania y Rusia en plena guerra, con respaldo de la ONU y evitando una crisis alimentaria global. Este espacio para el diálogo cuenta aún con plena vigencia: la tercera ronda de negociaciones (mayo y julio de 2025) entre Rusia y Ucrania podría tener lugar próximamente en Estambul. [6]

En paralelo, Türkiye ha diversificado sus alianzas extra-regionales: profundizando su participación en la Organización de Cooperación de Shanghái y ha manifestado interés en sumarse a los BRICS+, como parte de su estrategia para reposicionarse en el eje Sur-Sur y acceder a nuevas plataformas de negociación global.
¿Podría constituir Türkiye un caso paradigmático de hedging?
En momentos en los que el clima internacional da tropiezos en relación a lo normativo y lo material, en donde las decisiones del gobierno turco apuntan a defender intereses (algunos de ellos existenciales) el interrogante es: ¿en qué medida la estrategia de “hedging” podría ser posible para Türkiye?
Como bien señala Dilnoza Ubaydullaeva (2025), los países situados “en el medio” entre grandes potencias enfrentan el dilema de la autonomía estratégica. No se trata sólo de evitar la subordinación, sino de mantener margen de maniobra frente a alianzas cambiantes y a la inestabilidad normativa del sistema. Türkiye, en este sentido, no se limita a oscilar entre polos, sino que construye desde su visión del mundo e interés nacional, una política exterior que combina afirmación regional, flexibilidad táctica y autonomía relativa. Esta estrategia, sin estar exenta de tensiones y contradicciones, responde a un entorno internacional donde rige la incertidumbre.
Tal vez, considerar su posición dentro de una región shatterbelt podría arrojar alguna pista: el término, acuñado por el geógrafo Saul Cohen (2003), define a aquellas regiones atravesadas simultáneamente por conflictos locales y por la proyección de rivalidades entre grandes potencias. Son zonas estructuralmente inestables, donde las fracturas internas son amplificadas por tensiones externas. [8]
Por lo tanto , su proyecto de logro de estabilidad regional importa e impacta en su proyección de poder hacia el plano doméstico. En este sentido, las manifestaciones populares en relación a las masivas protestas por el encarcelamiento del alcalde de Estambul (2025) plantean interrogantes vinculados a las razones por las cuales el gobierno de Erdogan sospecha de la connivencia de Imamoglu con intereses foráneos.
Si bien en el pasado Türkiye nunca formó parte del Movimiento de países No alineados supo construir relaciones sostenidas con muchos de ellos. Su temprana pertenencia a la OTAN no impidió esta posibilidad ni tampoco mantener su neutralidad durante la
Guerra Fría. Hoy su política exterior continúa desplegada hacia Europa, Medio Oriente, Norte y Cuerno de África, Cáucaso y Asia Central y Mediterráneo Oriental combinando la importancia asignada a cuestiones de seguridad y estabilidad, así como a la consolidación de negocios y beneficios comerciales añadiendo a ello la ponderación de la cercanía identitaria que subyace con muchos países.
La diplomacia cultural es otra de las variables a considerar. Su exhibición más allá de su entorno geográfico revela presencia e intereses en otros continentes.
En síntesis, Türkiye se presenta como un Estado con pertenencias múltiples: miembro de la OTAN, parte del G20, socio comercial clave para Europa y Asia, actor relevante en el mundo islámico, referente del espacio turquico y constructor de nuevas asociaciones Sur-Sur. Sus activos geopolíticos lo sustentan en esta empresa de un juego de equilibrios finos entre alineamiento y autonomía, entre pertenencia y diferenciación, entre disposición y capacidad.
Autoras: Verónica Pérez Taffi y Fátima Funes
Verónica Perez Taffi: Candidata a doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador. Directora de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales, Educación y Comunicación de la Universidad del Salvador. Coordinadora Académica de la Facultad de Ciencias Sociales, Educación y Comunicación de la Universidad del Salvador en el Campus Pilar. Presidenta de la Asociación de Estudios de Relaciones Internacionales Argentina (AERIA). Profesora de grado y posgrado.
Fátima Funes: Candidata a doctora por la Universidad del Salvador. Directora de Relaciones Internacionales en Gestión Sudamericana (Presente). Miembro de Geopolítica en Acción y columnista internacional en Canal 26. Ex becaria en Türkiye (2021-2022). Project Manager en investigación “Los Turcos, contribuciones culturales, económicas y políticas” (YTB, 2022-2024)
Referencias:
- [1] Lim, D. J., & Cooper, Z. (2021). Reassessing hedging: The logic of alignment in East Asia. International Security, 45(4), 142–177
- [2] Walt, S. M. (1987). The Origins of Alliances. Cornell University Press
- [3] Kuik, C. C. (2008). The Essence of Hedging: Malaysia and Singapore’s Response to a Rising China. Contemporary Southeast Asia, 30, 159-185. https://doi.org/10.1355/CS30-2A
- [4] Erdoğan, R. T. (2021). A Fairer World Is Possible: A Model Proposal for United Nations Reform. Turkuvaz Kitap.
- [5] Para mayor información sobre el proyecto TurkStream visitar el sitio web disponible en, https://turkstream.info/project/ Consultado por última vez el 27-07-2025
- [6] El tiempo (2025, Julio 23) https://www.eltiempo.com/mundo/europa/representantes-de-rusia-y-ucrania-sereuniran-en-turquia-con-miras-a-negociar-una-tregua-tras-tres-anos-de-guerracuales-son-las-expectativas-3474014
- [7] Ubaydullaeva, D. (2025, junio 30). Trump’s worldview is causing a global shift of alliances – what does this mean for nations in the middle? The Conversation. https://theconversation.com/trumps-worldview-is-causing-aglobal-shift-of-alliances-what-does-this-mean-for-nations-in-the-middle-257113
- [8] Cohen, S. B (2003) Geopolitics of the world system: Saul B. Cohen, Rowmann & LittleField, Lanham, Maryland, 2003, 435 pp10.1016/j.polgeo.2004.04.004